M. Ma. Del Rosario Arrevillaga Escalada
“Muy niños nos tenemos que hacer
para entender toda la ternura que encierra
el amor de la
Divina Infantita ”
“Dios Nuestro Señor nos ha querido dar por Reina a la
Santísima Virgen pequeñita, Niña chiquitita
para que así la veneremos y por su amor nos hagamos niños”
Ma. del
Rosario, nace en la Capital
de México en un entorno social de conflicto religioso, cuando eran aplicadas
las Leyes de Reforma que dieron paso
a la separación de la Iglesia
del Estado.
Sus
padres Dn. Marcos Arrevillaga González, “un
honrado señor español” y Dña. Guadalupe Escalada Cavallero, “una piadosa señora de Puebla” forman un hogar cristiano y de sólidas
virtudes.
Al morir
la niña anterior a Rosarito, sus padres pidieron a Dios por medio de la Santísima Virgen ,
que les concediera otra niña. Prometieron levantarse cada día a las tres de la
mañana para rezar los quince misterios del rosario y darle este nombre a su
hija.
Por
especial don de Dios, nació con un alma inclinada, hacia las cosas del
espíritu. Así los ejemplos de vida cristiana, sencilla pero intensa, que le
daban sus padres, fueron bien asimilados por Rosarito desde sus mas tiernos
años.
Desde
su preparación al primer encuentro con Jesús Sacramentado, quedó cautivada, y
se inició en ella, un gran amor a la Eucaristía , y
un intenso amor a Dios y a la Virgen Inmaculada
penetró profundamente todo su ser.
La
piedad infantil de la niña Rosarito revestía unos caracteres cristológicos y
marianos muy serios; no se conformaba con el rezo vocal de unas oraciones
mecánicamente aprendidas, sino que aspiraba a un encuentro con Dios, a través
de una verdadera contemplación.
De muy niña se sintió atraída por la Humanidad dolorida de
Jesús, por medio de una pintura del Ecce
Homo; propiedad de la familia. El amor y comprensión profunda de este
misterio de Cristo Redentor creció paralelamente con la edad de Rosarito. La Humanidad de Cristo
lleva por sí misma a la Mujer elegida por Dios desde
toda la eternidad para ser su Madre. Bien imbuida desde su más tierna infancia
del valor corredentor del sacrificio, lo aceptó cuando éste llamó a sus
puertas.
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