Preludio 1º.- Como en la meditación primera.
Preludio 2º.- Figúrate ver a María cuando apenas tiene catorce
años de edad, prosternada en oración, y delante de Ella, reverente el Angel del
Señor que le anuncia que va a ser Madre de Dios; y admira la Esclavitud que Ella declara
tener a Dios en tan sublime instante.
Preludio 3º.- Pide al
Señor, mediante María en tan divino instante, que te dé el mismo espíritu de
Esclavitud de su Madre.
Punto 1º.- En la misma carta a que antes me refiero,
tú también has dicho: 2º.- “Pensé que nuestro modelo en la Esclavitud, era María
en la Encarnación”.
Y en verdad que lo es. ¡Y qué hermoso hija de mi alma! porque piensa primero
cómo se anonada. - La saluda el Angel llena de gracia y Templo de Dios, y Ella
se turba al oír tales palabras. - ¿Por qué al oír que es santa, se turba la
que es verdaderamente bendita entre todas las mujeres, sí es cierto que tiene
inmaculada santidad? porque es humilde, hija mía. Ella sabe que todo lo
bueno que hay en Ella es de Dios, y de sí misma nada tiene; también sabe
que delante de Dios es nada, y
por eso al ver que es alabada, Ella se anonada y con afectos o con
palabras siempre repite el Magnificat.
Punto 2º.- Y si con tanta sencillez anonada toda la
santidad de su vida inmaculada, todavía es más humilde al anonadarse ante la
dignidad de Madre de Dios.
Nada ha dado ni puede dar Dios mismo a pura criatura, como
la dignidad de ser su Madre; sin embargo, delante de tan excelsa gloria, María
no se reconoce más que la
Esclava del Señor. “Ecce ancilla Domini”. ¡Qué dicha, ser
elegidos para esclavos del Señor!. -
Punto 3º.- También piensa hija mía, que cuando
Nuestra Reinita Excelsa se declaraba Esclava del Señor, no era aceptando del
Hijo de Dios gloria y deleites, no hija de mi alma, no; a Ella se le ofreció
el Hijo de Dios, no para gloria sino para desprecios, no para deleites sino
para sacrificio. - Será llamado Jesús que quiere decir Salvador, esto es,
víctima que se ha de inmolar por la gloria de Dios y la salvación de los
hombres.
También María es Esclava obediente hasta el Calvario.
Et tuam
imsius animam pertransivit gladius. -
Afectos.- Busquen Señor, los hombres la gloria donde
bien les parezca; yo no quiero más gloria que la de ser esclavo de Dios
siéndolo tuyo Inmaculada Niña mía.
Propósito.- Seré fidelísimo Esclavo de la Divina Infantita.
__________
MEDITACION Nº 395
Jueves 19 de Abril de 1906. a.m.
NUESTRO MODELO ES MARIA EN
LA ENCARNACION
La Sma.
Virgen se anonadó por completo; a la edad de catorce años
cuando todas las jovencitas no pensaban en esa época más que en casarse,
esperando que les tocara la honra de ser Madres del Mesías anunciado, Ella sin
embargo no pensaba en eso, sino que enteramente consagrada a Dios Ntro. Señor
desde Niña, profundamente humillada en esos momentos, hacía oración rogándole a
Dios le concediera la felicidad de servirle de esclava a la que tuviera la
dicha de ser su Madre Santísima. - Por eso lo fue hijas mías, porque era tan
humilde que estaba muy distante de pensar en que esa honra sería para Ella, que
cuando más se juzgaba digna de ser la Esclava de la Madre de Dios.
Estaba anonadada, enteramente humillada, y por eso cuando el
Arcángel se le presenta para anunciarle que Ella es la escogida, que se prepare
pare recibir al Mesías, no como esclava sino como Madre, todavía Ella se
humilla más y sin moverse de la postura en que estaba, permanece arrodillada
delante del Angel y no dice sino estas palabras: –“He aquí la Esclava del Señor hágase
en mí su voluntad”. ¡Qué humildad tan hermosa la de la Sma. Virgen! pero qué
difícil es hijas mías encontrar una alma tan humilde, y sobre todo tratándose
de la mujer ¡Con razón fue digna de ser la Madre de Dios! si con todo y
que estaba dotada de todas las virtudes y perfecciones más altas, su humildad
superaba a todo lo demás. ¡Que a cualquiera de nosotros se nos hubiera
presentado el Arcángel a darnos esa noticia! yo les aseguro que inmediatamente
nos hubiéramos puesto como los pavos, llenas de vanidad y creyendo que todo lo
merecíamos. En el acto le hubiéramos dicho: –“Sí Señor San Gabriel, con mucho
gusto, le da V. recados al Eterno Padre y ya sabe V. que esta es su casa”,
porque somos incapaces; tenemos un amor propio que nadie nos iguala, por eso
nos cuesta tanto trabajo dejarnos humillar; así lo pensaba yo delante de Dios
en el retiro no estén creyendo, y entendí claro que el hombre es muy dado a
todo lo que sea sabiduría, tener dinero, y aparecer a los ojos de los demás
como muy valiente aún cuando sea un gran cobarde, eso no importa. En cambio la
mujer toda se vuelve vanidad; siempre está deseosa de que la admiren, de que
vean que todo lo sabe hacer, y de que piensen los demás que no hay quien la
iguale. - Así somos, vanidosísimas, llenas de amor propio, por eso no nos
dejamos corregir ni sabemos doblarnos delante de nadie. Esto se los digo
porque puede que entre Vds. haya algunas o alguna que se estime en tanto, que
crea que es una gran humillación doblar la rodilla delante de la persona a
quien se ha ofendido, para pedirle perdón; y seguramente piensa: –“yo jamás
recuerdo haberme arrodillado delante de papá Gobierno en tantos años como lo
serví”. Ya lo creo, como que en el Gobierno no son capaces de enseñar nada
bueno ni de practicar un acto de humildad, puesto que tienen por padre a
Lucifer y ese jamás se ha humillado, al contrario, es soberbio hasta donde más
y no les inculca a sus hijos otra cosa que pensamientos soberbios, modales
soberbios, y acciones llenas de vanidad; como él tiene el corazón endurecido,
lo mismo están sus piernas, son de una pieza, por eso sus rodillas están tiesas
y no pueden doblarse; y como es una acción enteramente desconocida de él, les
hace creer a los que engaña que es una gran cosa doblar una rodilla delante de
otro. No hijas mías, eso no vale nada; poco importan unas pobres rodillas en el
suelo y mucho más cuando interiormente no están dobladas, es decir, no tienen
rendida el alma ni voluntad de rendirla. Es cierto que el que se humilla debe
manifestarlo también con su actitud exterior, y en la Sma. Virgen que es
nuestro modelo, vemos que recibe arrodillada el mandato de Dios y en esa
postura llena de modestia angelical, escucha las palabras del Angel, pero la
postura es lo de menos, la prueba es que Dios no la hizo su Madre porque
estuviera arrodillada en su reclinatorio, ni por eso estaba en unión con Ella
en la oración, sino porque su alma era humildísima, encantadora, llena de
sencillez. Por eso hijas mías Vds. no se fijen en las apariencias ni se
compadezcan de una miserable rodilla que está en el suelo, porque eso no vale
nada. ¡Qué le importa a un superior ver a una persona hincada delante de él
pidiéndole un perdón que no es sincero porque no nace del corazón arrepentido
de su falta! si por gracia que le hace Dios Ntro. Señor, está leyendo el
interior de aquella alma, y está mirándola dura, inflexible, llena de soberbia,
¡de qué le sirve verla arrodillada! de nada absolutamente; por eso insisto
tanto en decirles que no deben pensar con dureza ni creer que es mucho lo que
aquella persona hace, de doblar sus rodillas y no obtener el perdón en el
momento que lo solicita. Recalco esas palabras, porque quiero que se penetren
bien de que es una acción que de por sí no tiene mérito cuando no va unida a
un arrepentimiento sincero; piensen que no se arrodillan delante de un superior
por darle a él honra, sino que al hacerlo deben pensar que doblan la rodilla
delante de Dios Ntro. Señor que es a quien los superiores representan sin
merecerlo, puesto que El ha querido que ocupen ese lugar y El está en ellos y
los dirige para que ellos a su vez las dirijan a Vds. ¿Creen acaso que tanto
valor tienen sus rodillitas dobladas que ese acto es de gran humillación para
quien lo hace? pues se equivocan hijas mías; lo que sucede es que eso han
aprendido en el mundo porque como en él reina la soberbia, no pueden tolerar
nada que se parezca a la humildad. De manera que si Dios me diera un grupo de
profesoras normalistas para esclavas, hoy doblaban una rodilla y mañana se
presentaban diciéndole a Ntro. Señor: –“He aquí la esclava del Señor, ya soy
digna de que venga a mí el Mesías, Señor, ya puedes venir a tomar posesión de
mi corazón porque he sido sumamente humilde ¡¡¡me he arrodillado!!!”. ¡Juju,
vaya una humildad! cuando que una rodilla en el suelo con un corazón duro y
rebelde no sirve de nada, y en esa postura puede llevarse el diablo a una alma
por más hincadita que esté en ese momento. ¡Dios me libre de las esclavas
normalistas que se consideran esclavas nada más por un acto tan insignificante!.
Con que hoy que nos ha tocado por punto de meditación la humildad
de la Sma. Virgen,
y que hemos visto que Ella en el momento de la Encarnación ha de ser
el modelo de las esclavas, nos ha venido muy bien el asunto que hemos tratado;
no olviden que si quieren llegar a formar parte de esa Esclavitud para la que
no tiene duda que hemos sido escogidas por Dios, siendo un grupo de inútiles
como somos, ya saben que necesitan saberse humillar, dejarse corregir, y tener
más corazón que cabeza, porque esclavas con más cabeza y juicio que corazón y
amor, no sirven para la
Divina Niña, no son esclavas, ni llegarán a dar frutos de
santidad. Piensen que tienen que doblar el alma, porque mientras no la doblen
bien doblada, de nada les aprovechará aún cuando tengan muy dobladas sus
rodillas.
La que hoy no quiera rendirse podrá hacerlo no cabe duda; podrá
alejarse de mí, podrá dejar la
Congregación, podrá hasta apartarse del mundo, pero llegará
un momento terrible del que nadie se escapa, el momento de la muerte, y
entonces no podrá por más que luche apartarse de Dios Ntro. Señor ni de su
presencia, para darle cuenta de tanto como ha desperdiciado. La muerte hijas
mías llega para todos, para el humilde y para el soberbio; para el pobre lo
mismo que para el poderoso, y allí nadie está erguido; los generales más
orgullosos y valientes que hayan ganado muchas batallas y tengan a grande honra
el no haberse doblado delante de nadie, ya no podrán pelear con la muerte ni
triunfar de ella; ya no estarán erguidos y llenos de altivez, sino que entonces
se verán doblados por la enfermedad, débiles, abatidos, y sin poder escapar de
aquel momento terrible. Ntro. Señor les tomará cuenta estricta y El triunfará
siempre. También a todas Vds. les tomará estrecha cuenta de lo mucho que han
desperdiciado. ¡Qué pena cuando les presente esas meditaciones y les haga ver
letra por letra de una doctrina que era toda suya, que bondadosamente les mandaba
para que nutrieran su alma, y de la cual nada quisieron aprovechar. Así me lo hacía
ver Ntro. Señor en el retiro diciéndome: –“Por qué esperas que venga una orden
de Roma a desbaratar la Obra
que es mía, y por qué temes que eso lo haga el Santo Padre, cuando que tus
mismas Hijas con sus acciones, están desbaratando la Congregación al no
querer tomar el espíritu que se les da. Todos los días les das meditaciones y
ni una sola gota toman de esa doctrina, ni una palabra siquiera conservan de la
meditación”. Así lo sentí en la oración; allí vi cómo no se aprovechan porque
sus corazones están duros, parecen de piedra, y no ponen nada de su parte para
suavizarlos. La soberbia es un enemigo terrible que hay que combatir, porque
ella es la que les impide humillarse y la que las alejará de la Esclavitud sin remedio.
Vuelvo a decirles que de nada sirve un exterior humilde, con una alma rebelde y
llena de amor propio.
¿Por qué se alejó de la Obra Conchita Ortíz? porque dobló sus rodillas
pero no su corazón. ¿Por qué María Miranda también se apartó de nosotros? por
la misma razón, porque se arrodillaba, pero no dobló su corazón. ¿Por qué
Felipe no pudo ser esclavo? porque llegó a doblar la rodilla pero no el
corazón; porque fue siempre duro y rebelde para dejarse corregir y formar el
alma.
Ahora Vds. saben si quieren también permanecer insensibles, duras,
llenas de pasiones, y obstinadas en ellas sin hacer un esfuerzo para vencerlas;
pueden hacerlo, pero ya saben que nunca serán esclavas, que si no luchan por
suavizarse para ser dóciles, no llegarán a amar a la Divina Niña, y que por
más que quieran apartarse del llamamiento de Dios Ntro. Señor que las ha
escogido, no lo lograrán, porque llegará siempre tarde o temprano el momento
fatal en que tengan que presentarse ante El para rendir cuentas y entonces les
recordará todo lo perdido, entonces les traerá a su presencia todas las
lágrimas que por su culpa hayan derramado sus superiores, y les hará ver lo
mucho que los hicieron sufrir; y no lo deseo para Vds. hijas mías, pero si les
recuerdo que Dios Ntro. Señor ha dicho que todo lo que hagamos lo pagaremos:
–“ojo por ojo y diente por diente”. Recuerden que siempre se dice que ¡Ay del
hijo que haga llorar a sus padres porque cada lágrima le pesará! y si eso es
con los padres naturales, mucho más delicado es hacer llorar a una madre
espiritual, a un superior a quien se le debe respeto y veneración puesto que
viene a Vds. en el nombre de Dios para decirles cómo han de ser humildes para
ser santas, y cómo han de suavizar sus corazones para llevar con dulzura a la
santidad a cuantas almas se les presenten.
No sean duras hijas mías, luchen sin descanso para mover ese
corazón de roca, vamos a pedírselo a la Divina Niña postrándonos en su presencia;
ruéguenle que las suavice, que las haga dulces, que le dé sensibilidad a sus
corazones porque los tienen muy duros. El corazón nos pierde cuando está
empedernido cuando no quiere doblarse, cuando nada le conmueve, se los aseguro;
vuelvo a repetirles que de nada sirve un exterior modesto y una rodilla
doblada, si ese exterior no corresponde a un corazón tierno y que sepa
anonadarse fácilmente. Ya saben que si de veras quieren ser esclavas no hay
otro camino más que ese: un anonadamiento completo y una profunda y verdadera
humildad. Eso si quieren ser esclavas, que ¡quién sabe! puede ser que
desgraciadamente entre todas Vds. las esclavas sean nones y no lleguen a tres.
¡Qué tristeza para las que no lo sean, cuando se encuentren cara a cara con la Divina Niña y no
puedan acercarse a Ella! - ¡Qué pena, cuando las aparte de su lado porque
habiéndola tenido por Maestra y por Modelo no quisieron imitarla! - ¡Qué
vergüenza sentirán al verse rechazadas por Ella y al oír que les dice:
–“¡Apártate de mí, retírate de mi presencia, tú que nunca quisiste aprovecharte
de las gracias que yo derramaba en tu alma, no puedes estar conmigo puesto que
no quisiste amarme ni servirme. ¿Qué hiciste de todos los beneficios que por mi
mano recibías cada momento, cuando yo te llamaba para doctrinarte, para darte
consejos, para enseñarte cómo debías ser esclava? todos los despreciaste miserablemente
sin importarte que yo sufriera por ti; me maltratabas, me tenias olvidada, ni
una palabra se grababa en tu alma de las meditaciones en donde iba pura
doctrina para hacerte santa. ¿Recuerdas cuando yo con tanto amor te buscaba a
todas horas rogándote que me amaras, que te vencieras, que me dieras tu corazón
rendido, y tú no hacías otra cosa que huir de mí, retirarte de mi lado
dejándome tirada para no molestarte y levantarme en tus brazos? pues bueno,
entonces te rogué mucho y no me escuchaste; ahora en cambio yo no te reconozco,
y como tanto me despreciaste es imposible que estés cerca de mí”. ¿Qué le
responderán en ese instante a la
Divina Niña? nada hijas mías, porque ya entonces no valdrán
promesas ni humillaciones; ya no les servirá doblarse por más que quieran; y
llenas de amargura se verán precisadas a decirle: –“Conozco que lo
merezco. - ¡Adiós para siempre Madre
mía! nos apartas de tu lado, nos arrojas de tu presencia, y nosotros que
fuimos las escogidas para ser tuyas sirviéndote como es clavas, preferimos ser
esclavas de nuestro enemigo, nos dejamos engañar siendo soberbias como Lucifer,
y ahora ¡no te veremos más! no tendremos la dicha de ser tus hijas, sino que
seguiremos sirviendo a Satanás”. ¡Qué pena! ¡qué amargura! - ¡Separarse de la Divina Niña para
siempre! y todo por no querer humillarse un poco ahora que todavía es tiempo;
por no soportar un desprecio, por no recibir humildes una corrección!. -
No se olviden de esta meditación que quiero que quede como un
recuerdo vivo y constante de que si queremos llegar a ser verdaderamente
humildes, hemos de unir la acción exterior al sentimiento interior; de manera
que cuando cometan una falta, procuren arrepentirse de ella sin tardanza para
que al doblar sus rodillas delante de quien han ofendido, ya su corazón se esté
doblando, porque de otro modo no les servirá de nada aquel perdón aún cuando lo
consigan, puesto que las gracias del perdón no pueden penetrar más que en el
alma de quien sabe de veras humillarse y demostrar que quiere ser esclava.
Le pediremos la bendición a Ntro. Señor Sacramentado para Nuestro
Padrecito y para nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
Acordaos ¡oh piadosísima Virgen María, &.
FELIZ Y SANTO 2015
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