Preludio 1º.- Como en la primera meditación.
Preludio 2º.- Recuerda aquel día en que mientras mirábamos a
nuestros hijitos Luisito y Angelina, trabajar en algo propio de la Esclavitud, y muy próximo
ya el día de mi partida a España para trabajar en la empresa de buscar
Esclavos, escribiste en el respaldo de una tarjeta postal que en su anverso
representa a Sto. Tomás de Aquino en el momento de ser ceñido por los ángeles
con el cíngulo de la castidad, tres preciosísimas sentencias, verdaderas joyas
de Esclavitud.
Preludio 3º.- Pedir al Señor que nos confirme en el espíritu en
que fueron escritas tales sentencias.
Punto 1º.- De aquellas tres sentencias, la última es
ésta: –“La obediencia es la joya de la Esclavitud”. Hermosísima frase que nunca has
sentido nacer tan espontánea de tu alma, como ese día, porque el Señor había
derramado ya sobre ti, abundantísimamente el espíritu de la Esclavitud.
La obediencia es, sí hija mía, la riqueza, el tesoro casi
infinito de la
Esclavitud, porque el obediente todo lo puede en Dios que lo
conforta.
“Sola obedientia tenet palmam”, dice S. Agustín. Y
esta palma es la palma de las palmas, la salvación del género humano.
Punto 2º.- No es mi ánimo que hagas aquí un estudio
profundo de cómo es joya de la
Esclavitud en general, sino que veas su importancia en tres
de sus conceptos para que más te convenzas y siempre lo sepan los Esclavos y
las Esclavas: que la obediencia es nuestra joya.
Oye a los santos que dicen: –“La obediencia es la virtud
que en la naturaleza racional es la madre y el custodio de todas las
virtudes”. Sto. Tomás. -
“La obediencia sola es la que graba en la mente las demás
virtudes, y custodia las virtudes inciertas”. S. Gregorio Magno. -
Punto 3º.- Oye a un gran maestro de la vida
espiritual, y sobre toda ponderación práctico en la vida religiosa, cómo habla
de nuestra preciosísima joya. –“La obediencia es perfecta abnegación de la
propia alma y del propio cuerpo, muerte voluntaria, vida sin cuidado,
navegación sin daño, sepultura de la voluntad, y
para la vida espiritual, como si durmiendo recorriéramos todo el camino. -
Afectos.- ¡Qué hermosa joya! cualquiera de las
anteriores alabanzas, por sí solas bastarían para hacer preciosa cualquier
virtud.
Propósitos.- Amaré la obediencia como a causa de mi
salvación.
__________
MEDITACION Nº 399
Martes 24 de Abril de 1906. a.m.
LA
OBEDIENCIA ES LA
JOYA DE LA
ESCLAVITUD
Con que: –“La obediencia es la joya de la Esclavitud”, así dije
yo una ocasión, y Nuestro Padre lo explica muy bien y cita lo que dicen varios
santos. Nos hace ver que el que obedece pasa la vida como si estuviera dormido,
es decir, pierde toda responsabilidad puesto que nada hace por sí mismo, y con
tal motivo no puede ser responsable de sus actos. Dice también que es una
perfecta abnegación de todo lo propio, el cuerpo y el alma; una muerte
voluntaria, una navegación segura, porque el que va obedeciendo siempre, no
corre peligro ni recibirá daño alguno.
Parece que comienzo a hablarles del final de la meditación, pero
es porque en él está encerrada toda la sustancia, y allí se manifiesta claro la
excelencia de esa virtud que ha de ser una joya de inmenso valor para los
Esclavos y Esclavas. La obediencia es como la raíz de todas las demás virtudes,
puesto que quien obedece prueba que es dócil, que tiene rendido el juicio, que
no tiene voluntad propia, y sobre todo que es humilde. La obediencia le da a el
alma que la practica, gracias en abundancia, la hace unirse con Dios Ntro.
Señor y la deja libre enteramente de responsabilidades, siempre que esa
obediencia sea perfecta sobre todo en las esclavas, porque sólo así podrán
decir que van recorriendo dormidas el camino de la Esclavitud. Pero
si cuando algo se les manda, su juicio se pone a discutir aquel mandato, o van
a obedecer de mala gana y manifestando desagrado, ¿podrán decir que van como
durmiendo? ¿podrán asegurar que tienen en su poder esa joya hermosísima con que
tienen que ir adornadas al presentarse delante de Dios Ntro. Señor y de la Divina Niña?
seguramente que no, porque el verdadero obediente no murmura, no tiene juicio
para pensar en lo que le han mandado; el que obedece no debe tener cabeza, y
por eso las esclavas que han de llevar una vida de constante obediencia tendrán
que perderla si es que quieren llegar a serlo. En la Esclavitud hijas mías,
ninguna debe considerarse superior a las demás; tanto los esclavos como las
esclavas no han de tener sino una sola cabeza que será la del superior de
todos, y las demás aún cuando se llamen hermanas mayores, no por eso quiere
decir que valdrán más ni que será mayor su categoría, sino que todas serán como
miembros de un cuerpo con una sola cabeza que es la de Nuestro Padre. Yo no soy
cabeza, por eso en la oración me hizo ver Dios Ntro. Señor que no la tenía yo,
y al verme sin ella lo entendí muy bien; lo mismo me pasó cuando después vi a
Nuestro Padre con cabeza, pero enteramente doblada, como quien dice: “él es la
cabeza de todos nosotros”, pero al mismo tiempo su humildad tan grande le hace
tenerla bien doblada, porque no quiere tener juicio propio, ni voluntad, ni
nada, y sólo quisiera vivir sujeto a todo el mundo.
Pues bueno, ese juicio rendido es el que Vds. necesitan tener
porque sin él no tiene mérito la obediencia; de nada sirve que hagan lo que se
les ha mandado si interiormente tienen dureza para pensar y todo un juzgado
terrible para censurar aquel mandato. Si siempre están pensando: –“yo nada más
hago esto porque es preciso, porque me lo mandan, pero si por mí fuera, no lo
haría”, no pueden decir que su juicio está rendido; lo mismo que cuando reciben
una humillación y en lugar de aceptarla con resignación, murmuran de ella y
dicen: –“es claro, si eso es lo único que a mí me toca, los desprecios! ya se
ve, como no soy esclava, ni me consideran de la Congregación por eso
me tienen así, tan humillada, siempre en el último lugar, sin tener derecho de
estar entre las demás hermanas; yo no puedo nunca ir donde ellas vayan; no
tengo libertad de corregir a una niña y por eso no me respetan ni me tienen
consideración”. La
que así piensa ¿podrá decir que quiere ser esclava? ¿dirá que lucha por adquirir
esa joya riquísima de la
Esclavitud? - ¡Mentira! porque si quisiera se humillaría más
a cada momento y callaría ante las determinaciones de sus superiores. También
cuando alguna se conforma con haber dado algunos pasos y por eso cree que ya
cumplió con Dios Ntro. Señor, me quedo pensando: –“¿qué sucederá? ¿tendrá
verdaderos deseos de llegar a la perfección por el camino de la Esclavitud? si así
fuera no me diría: –“yo con que V. me dijera: ya cumpliste con lo que Dios te
pidió, ahora puedes irte, me iría muy tranquila”. Eso no es amor hijas mías;
quien tiene ganas de amar con locura, es quien dice llena de energía: –“ya me
llamaste ¿verdad? pues adelante; voy a esmerarme cada día más en adquirir
méritos y en aprovechar las innumerables gracias de santificación que Tú me
das”. ¿Acaso creen que Dios cuando llama a una alma es para decirle después:
–“ahora ya puedes irte?”, se equivocan hijas mías; el alma que recibe un
llamamiento así, está obligada a dar cada vez mayores pruebas de su amor y
gratitud por los beneficios que recibe. Así es que las que hemos sido llamadas
para formar parte de la
Esclavitud, por fuerza seremos esclavas si no queremos serlo
por amor. Dios Ntro. Señor nos ha encomendado la salvación de las almas; nos ha
dado una misión hermosa no cabe duda, la de regenerar a la niñez. Hagan de
cuenta que la Esclavitud
es el barco salvador que ha de conducir a todos esos niños a Dios, impidiendo
que el demonio se apodere de sus almas y los haga partidarios suyos; de manera
que mientras los hombres corren en pos de todo lo que les proporciona gusto,
bienestar, felicidad, y sólo saben decir: –“vamos a pecar y a llevar al pecado
a cuantos encontremos en el camino”, los esclavos debemos decir: –“vamos a
salvar y a llevar a la santidad al mayor número posible de almas; vamos a
trabajar sobre todo por esos niños desgraciados, ya que sus padres no se
preocupan de ellos, ni piensan siquiera (en medio de la disipación en que
viven y de las diversiones en que están engolfados) que sus hijos tienen alma,
que esa alma hay que formarla para el bien y para la virtud, que a Dios Ntro.
Señor le ha costado muy cara y que a El le pertenece”.
Díganme, en el mundo ¿quién se preocupa de enseñarles a los niños
el vencimiento para que desde pequeñitos vayan acostumbrándose a dominar sus
pasiones y a contrariarse a sí mismos? ninguno; todo lo contrario; siempre
procuran no contrariarlos
en lo más insignificante, darles gusto en todo, que no sufran por nada, y todo
eso los perjudica y los pierde. ¿Cuál es el remedio de esos males? la Esclavitud, el barco
salvador de los niños, el que por todas partes se levanten Asilos donde se
abriguen esos niños y niñas que perecen porque no hay quien se preocupe de
sus pobrecitas almas. Pero ya saben que para que Vds. puedan entrar en ese
barco, necesitan llevar como insignia la cifra misteriosa y la joya de la Esclavitud que es la
que ha de darles valor a las esclavas; es decir, necesitan tener grabado en el
alma constantemente el nombre de María y con él las virtudes que esa Niña
encantadora les enseña, ya que ha de servirnos de guía y de modelo; y necesitan
también saber hacer uso de esa joya que es la obediencia, porque solamente así
serán esclavas y caminarán con paso firme a la santidad. Si desgraciadamente
Vds. no llegan a ser esclavas, será una burla tan grande la que el demonio me
haga, que se reirá de mí sin misericordia se los aseguro. ¡Cómo se alegrará
Satanás al ver tanto tiempo empleado en santificar a Vds. y perdido
completamente si no se quieren hacer santas! - Miren que de la santificación de
todas Vds. pende la mía y la de Nuestro Padre; ¿no les causará pena el día que
se persuadan de que no fuimos santos porque Vds. no quisieron serlo ni que
nosotros lo fuéramos? por eso sean muy dóciles hijas mías, déjense formar, no
pongan mala cara cuando se les corrige una falta, no se disgusten cuando se
les manda algo que les contraria; doblen su voluntad, rindan su juicio, miren
que es el único medio de llegar a poseer la joya riquísima, indispensable para
las esclavas puesto que ella es lo único que les abrirá camino y les dará pase
libre en la Esclavitud
salvadora que ha de redimir a la niñez y que no ha de tener más mira que salvar
lo que los hombres quieren destruir. El mundo dice: –“vamos a tirar el Reinado
de Cristo, vamos a echar abajo la
Religión, vamos a ser soldados de Satanás y eso lo
conseguiremos con el pecado”, La
Esclavitud dice también a los suyos: –“vamos a sostener ese
Reino que el mundo quisiera aniquilar; trabajaremos, y todo sacrificio nos
parecerá poco si logramos disminuir el ejército de Satanás, y eso vamos a
lograrlo evitando el que las almas pequen”. Piensen hijas que cada niño
representa no una sola alma, sino un grupo de almas, una generación de ellas, y
si se pierden será muy triste, porque cada alma perdida es gloria que el demonio
le roba a Dios. ¿De qué sirve que haya tantos Asilos si en ellos se exige tanto
y se les ponen a los desgraciados condiciones terribles que no pueden aceptar?
los Asilos de la
Divina Infantita recogerán a toda clase de niños; de manera
que en los demás podrán decir que no pueden admitir sino a los hijos legítimos
y llenos de requisitos; en cambio en nuestros Asilos no nos importará que sean
ilegítimos, que sean lo que fueren. ¿Es una alma a la que hay que salvar? eso
nos basta, no hace falta otra recomendación. - Eso quiere decir que la Esclavitud será el
barco salvador para las almas; en ella no hay condiciones para admitir a un
niño; ¿ya ven que ahora he querido imponer eso de que al entrar den una cuota
de diez pesos, y otra al retirarlos? ha sido con el objeto de evitar esa
especie de burleta que luego nos hacen, de traer a una niña hoy y sacarla
mañana o a los cuantos días, porque así ni provecho sacan; pero si yo veo que
hay verdadera necesidad, que esa niña o niño realmente requiere nuestros
cuidados, de lo que menos me preocupo es de la cuota, y si no pueden darla no
me importa, porque no por eso voy a desechar aquella alma que puede salvarse
entrando aquí.
Con que no olviden que la obediencia es la joya de la Esclavitud, y que esa
joya riquísima tienen que adquirirla tanto las esclavas como los esclavos, y
tienen que luchar para adquirirla. Todo lo que se quiere practicar con
perfección requiere mucho estudio hijas mías, por eso las que sientan deseos de
poseer esa joya de tanto valor que han de comprar a fuerza de sacrificios, de
vencimientos, de contrariedades, comiencen por lo poco, por lo pequeñito, y así
no les costará trabajo llegar a tomar posesión de ese barco de salvación.
Llegarán a él llevando en su pecho grabada la cifra misteriosa, colocada en él
esa joya incomparable, esa obediencia rendida que ha de hacer de sus almas unas
almas humildes, unas almas decididas, unas almas anonadadas por completo y
dispuestas a hacer toda clase de sacrificios por las demás almas para darle
gloría a Dios y a la
Divina Infantita, honrándolos en la Obra de la Esclavitud.
Postradas en la presencia de la Divina Niña chiquitita,
a Ella le pediremos que nos conceda no despreciar nada de lo que nos parezca
pequeñito, porque la práctica constante de esos actos insignificantes es la que
nos ha de dar la verdadera obediencia que como han visto Vds. en la meditación
de hoy, es la joya de nuestra Esclavitud. Un hilacho, ¡qué cosa más pequeña!
¡qué cosa más inservible! si se queda tirado en el suelo no quiere decir nada,
y en cambio si nos agachamos a levantarlo, fue un acto pequeñito que nada nos
costó y que sin embargo, nos aumentará la gracia. Una niña sin curar, parece
que importa poco, y una niña curada con esmero le da gracia a la encargada de
curarla. Una cabecita sin pelar no quiere decir nada, pero una cabecita pelada
y limpia es señal de obediencia y de que se tiene cuidado en hacer lo que está
mandado; en consecuencia, le dará gracia a quien lo haga. Una letra escrita por
obediencia aumenta la gracia, y así va siendo en todo lo que se trabaja por
amor de Dios, cuando el que está trabajando vive sujeto a la voluntad ajena.
Esta obediencia constante, no duden que es la que grabará en su pecho la cifra
misteriosa que es el nombre de María, y que todas las esclavas y esclavos
deberán llevar dentro de su alma; y las hará también poseer la joya
preciosísima, para convertirse en esclavas sin cabeza, que sólo tendrán corazón
para amar; y para pensar, nada más la cabeza de los superiores que Dios Ntro.
Señor les ha dado que son sus Padres espirituales.
Le pediremos la bendición a Ntro. Señor Sacramentado para Nuestro
Padrecito y para nosotros, en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu
Santo y de la Divina
Infantita. Amén.
Acordaos ¡oh piadosísima Virgen María, &.
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