martes, 30 de octubre de 2012

MEDITACION Nº 15 LA ESCLAVITUD DE JESUS ANUNCIADA



Advertencia.- Quiero ponerte ahora hija mía, algunas meditaciones que aunque expresamente no hablen de nuestra Esclavitud, nos darán a conocer el modo de ser Esclavo que tuvo Ntro. Divino Modelo, y las enseñanzas de El sobre tan importante materia; para deducir después la importancia de la obediencia que es como la patente de la Esclavitud. -
Preludio 1º.- Como en la primera meditación.
Preludio 2º.- Imagínate que ves a Ntro. Divino Jesús, ligando su Corazón Santísimo con cadena de Esclavo la que entrega a su Eterno Padre.
Preludio 3º.- Pide la gracia de aprender a ser esclava.

Punto 1º.- Como ha amado Cristo ser Esclavo, lo entenderás cuando veas que todavía faltaban siglos para que naciera, y ya anunciaba su Esclavitud ofreciéndose como Víctima agradable a su Eterno Padre, ya que las del Antiguo Testamento no le eran suficientes.
Oye cómo habla: –“Sacrificio y ofrenda no quisiste. Holocausto y hostia no demandaste. Entonces dije: he aquí que vengo para hacer tu voluntad; quíselo Dios mío, y Tu ley puse en medio de mi corazón”. (1)
Punto 2º.- San Pablo refiere también a Ntro. Divino Jesús estas palabras, que están escritas del Cristo en el principio de su vida, para decirnos que no habiendo Dios aceptado los sacrificios antiguos para remisión de los pecados, aceptó la ofrenda del Cuerpo de Jesucristo que nos salva, y que El hará con todos los que se quieran aprovechar de la Esclavitud de Jesús, pacto también de Esclavitud. –“Grabaré mis leyes en sus corazones y las escribiré en sus entendimientos”. (2) -
Punto 3º.- Y que nada desea el Señor, sino este pacto de Esclavitud amorosa, bien claro se expresa por los Angeles que cantan al nacer el Divino Escla­vo: –“¡Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad!”. ¿Pues quiénes son los hombres de buena voluntad sino aquellos que tienen y cumplen en todo la voluntad del Señor?. -
Afectos.- Divino Esclavo del Eterno Padre y por este motivo hecho víctima por mí, yo también quiero sacrificarme por ti; acepta el mayor de todos mis sacrificios, el de mi propia voluntad.
Propósito.- Ofrecerme en todas las cosas en sacrificio al Señor.

(1)       Ps.       Cap. 39, vv. 7,8 y 9.
(2)       Heb.    Cap.   5.
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MEDITACION Nº 401
Jueves 26 Abril de 1906. a.m.
LA ESCLAVITUD DE JESUS ANUNCIADA

No se conformaba el Eterno Padre con las víctimas y los sacrificios que le ofrecían, y por eso Dios Ntro. Señor se ofreció como Víctima para desagraviarlo, y esa sí fue grata a sus ojos y la aceptó porque se le ofrecía de corazón. - A Dios es lo que siempre le agrada, que el hombre dé su corazón, que se ofrezca a El pero de buena voluntad, y que sus acciones no solamente sean exteriores ni de pura ceremonia como son todas las del mundo, sino que en ellas tome siempre parte el corazón; que tengamos la voluntad dispuesta para servirlo por puro amor. Sin embargo, nosotros somos todavía muy amigas de exterioridades, no podemos prescindir por completo de las costumbres del mundo en donde todo se hace por política y lleno de ceremonia; donde se obliga a las personas a decir lo que no sienten, a ofrecer muchas veces lo que no tienen ganas de dar. Se le dice a una persona a quien se acaba de conocer: –“Ya sabe V. que en tal parte tiene su casa”, y no se le está ofreciendo con voluntad sino puramente por fórmula. Otras veces decimos: –“estoy a las órdenes de V. para que disponga de mí como guste”, y si dispusieran de nosotros, no nos parecería bien, se los aseguro; le decimos a la gente que hemos tenido mucho gusto en verla, y eso no es verdad, nuestro corazón está indiferente.
Esas son las ceremonias del mundo, las inventa para cumplir con la educa­ción, y esas mismas quisieran Vds. encontrar en la vida religiosa; de manera que se sentirían felices si Ntro. Señor las tratara así; quisieran que cuando van a verlo, las recibiera lleno de políticas y ceremonias, que las elogiara, que constantemente les estuviera diciendo: –“¡Qué bien lo has hecho todo! - ¡te has portado admirablemente! - estoy encantado con tu modo de ser, mereces un premio”. Eso quisieran, ¿no es verdad? pero no es así como Dios Ntro. Señor ha de tratarlas; El nos ama mucho, pero quiere que nosotros seamos siem­pre humildes; sabe manifestarnos su amor, pero le gusta que nunca pensemos en que lo que hacemos es digno de alabanza, que merece recompensa porque lo hemos hecho muy bien. - Nos pide también que lo amemos con todo nuestro corazón, pa­ra que así pongamos ese corazón en todo lo que hagamos; que nuestras acciones no sean nada más exteriores, ni nos conformemos con cumplir a secas el Regla­mento, porque el trabajar así nada más a palo seco, y el cumplir en todo sola­mente porque está mandado, es meritorio no les diré que no, pero nunca es tan grato a los ojos de Dios como cuando va sazonado todo con el amor de nuestros corazones. ¿Será lo mismo ver a una alma que sirve a Dios como por fuerza, que trata de hacer todo es verdad, pero con una cara dura, restirada, manifestando mal humor, y que cuando se le dice una palabra que no le agrada, no le falta jamás otra que contestar aún cuando sea para disculparse; que ve a otra siempre afable y sonriente, que no trabaja por fuerza sino por amor, y que contes­ta llena de dulzura si se le corrige, demostrando en todo que es Esclava de buena voluntad?. ¿Cuál creen Vds. que sea más amante de Dios Ntro. Señor, la que trabaja sin amor y cumple nada más de cualquier modo, o la que sabe sacrificarse amándolo con todo su corazón?. Pues de esas quiero yo que sean Vds. para que así puedan ir a decirle a Ntro. Señor Sacramentado: –“Porque te amo mucho, nada se me hace pesado, y con gusto me sacrifico; ese amor me va a hacer sumamente dulce; desde este momento me hago el ánimo de ser la esclava de todo el mundo, la última de todos. Si antes mandaba yo con dureza, Tú vas a ver cómo no vuelvo a mandar; mi modo será de una perpetua súplica; estudiaré cómo debo tratar a los que me rodean, y derramaré dulzura por donde quiera. De hoy en adelante, sólo eso destilarán mis palabras, pura dulzura, y mi modo propio procuraré perderlo, para adquirir el modo de la Esclavitud que está lleno de suavidad”.
¿No les dará alegría hijas mías, pensar que cuando obedecen un toque de campana, le dan oídos a Dios Ntro. Señor que las está llamando desde el Sagra­rio y que les dice: –“Ven a mí, no te retardes, esa campana te llama en mi nombre para que vayas a cumplir ese Reglamento que le dará vida a tu alma, y que me has prometido cumplir de buena voluntad por amor mío”. Y si Vds. por ejemplo, oyen tocar a desayuno y prontamente acuden, sin perder un minuto, y están allí dispuestas en el momento que la campana se los ha ordenado, ¡con qué felicidad se sentará Dios Ntro. Señor en esa mesa al lado de Vds. a hacerle compañía a la monja, a la novicia, o a la postulante que haya obedecido su voz con amor y prontitud!.
Voy otra vez a ponerles el caso de la chiquitita esa que tenemos acá, que a fuerza de llevarla a mí han logrado que me quiera y que me eche los brazos para que yo la coja; en el momento que me ve, ya han visto Vds. cómo me hace fiestas y se desvive materialmente porque la coja en mis brazos. Me dirán que si siempre voy a sacarles a esa chiquita como modelo en todas las meditaciones, pero ¡qué quieren! si Dios Ntro. Señor me hace meditar con ella y me da unas lecciones muy buenas. - Hoy he pensado al ver esa alegría suya cuando me echa los bracitos y ve que yo la cojo, que  ¡cuál será la alegría de Dios Ntro. Señor al echarle los brazos a una alma y ver que ella le corresponde y lo toma en  los suyos, y le dice que lo ama mucho y por El se sacrificará!. Pues bueno, eso pensé ahora en la oración y entendí que Dios ama tanto a todos los hombres, que por ellos se ofreció como víctima a su Eterno Padre para morir en una Cruz por los pecados del mundo; después por puro amor también, se quedó Sacramenta­do con nosotros, de manera que no le bastó morir, sino que la locura del amor que nos tenía le hizo pensar en el modo de quedarse a nuestro lado para ser nuestro sostén, nuestro consuelo, nuestro defensor y nuestro Padre. - Luego pensé también cómo llama a determinadas almas con predilección, y les echa los brazos al cuello, y entonces vi que las que corresponden a ese llamamiento son las que se consagran a El por completo, llevando una vida de sacrificio y de trabajos unidas a Dios Ntro. Señor. Cuando se siente en el corazón un toque de Dios, cuando El le da a cada alma que escoge, la vocación religiosa y esa alma sabe corresponder a ella siguiendo el llamamiento de tan dulce Esposo, puede decir con verdad que lo ama, que no le echó los brazos al cuello y ella lo despreció, sino que dispuesta a seguirlo por donde El quiera llevarla, levantó los brazos y lo tomó en ellos para ser una esclava fiel y corresponder su amor sin importarle sufrimientos, sin detenerse ante los obstáculos, sin pensar en lo duro de los sacrificios. - Esas almas son todas Vds. que están resueltas a ca­minar siempre adelante, que se han agrupado alrededor de la Divina Niña para que Ella sea quien las lleve a Dios, y que hasta ahora gracias a Dios han tenido constancia, y han resistido firmes todos los golpes terribles que tiene que soportar una Congregación religiosa que comienza a formarse, que es Obra nueva, y sufre naturalmente más que cualquiera de las que ya están formadas y tienen la aprobación de todos.
Pues ya que han seguido el camino porque quieren trabajar al lado nuestro por la gloria de Dios, es preciso que no se conformen con poco; que todos sus actos vayan sazonados con puro amor, que siempre vivan actuándose de cómo practican todo para que cada vez se perfeccionen más, y que no se sientan satisfe­chas ni felices, mientras no sientan en sus corazones una verdadera locura de amor por Jesús Sacramentado, para que así todo lo que hagan sea perfecto. Si en la mañana oyen el llamamiento de Dios Ntro. Señor que tempranito las busca para ir a rezar Maitines, y Vds. se esmeran en rezar con devoción, haciendo que no solamente sus labios pronuncien las palabras, sino también su corazón tome parte en el rezo, hagan de cuenta que ya Vds. le están echando los brazos a Ntro. Señor y diciéndole: –“Aquí me tienes dispuesta a amarte y a servirte de buena voluntad”. Cuando Vds. ven que alguna niña me quiere mucho, y me busca nada más a mí, y me echa los bracitos para que la coja, díganme, ¿no es cierto que sienten felicidad? porque como son buenas y todas me tienen cariño, gozan al ver que las niñas también me quieran. Pues así siente felicidad la Divina Niña cuando ve que las almas buscan a Dios y que se esmeran en demostrar que lo aman; por eso si Vds. quieren tener contenta a la Niña procuren ser verdaderas esclavas suyas para que vea que se afanan en servirla. Díganle que desde el primer instante de su ser, cuando todavía Ella ni nacía, ya estaba dispuesta por Dios Ntro. Señor su servidumbre de esclavos y que esos somos noso­tros, dispuestos a dar la vida por ella, a sacrificarnos por conquistar a las almas para que la amen; que siempre procuraremos que todas nuestras acciones vayan unidas al corazón para que de esa manera le correspondamos a su Santísi­mo Hijo, amor con amor, y El se sienta satisfecho de nuestros sacrificios; y así también podamos decir que trabajamos por Dios y para Dios, que todo lo ha­cemos de buena voluntad porque lo amamos, y que lo queremos amar siempre, sirviéndolo por pura voluntad nunca por fuerza, para que de esa manera podamos probar con toda el alma que no tenemos mas afán que trabajar porque su amor reine en todos los corazones, y algún día logremos decir: –“¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!”. Esa paz se las alcanzaremos con nuestros sacrificios, impregnándoles el espíritu de obediencia de la Esclavitud que consiste en doblar la propia voluntad para po­nerla bajo el mandato de quien El ordene, ya que es el único modo de llegar a ser verdaderos Esclavos de la Divina Infantita.
Postradas en la presencia de la Divina Niña, le pediremos que todas nues­tras acciones sean llenas de moderación, llenas de modestia, impregnadas de amor, y hechas siempre con buena voluntad; que nos enseñe cómo hemos de ser dulces, cómo hemos de ser calladas y silenciosas, y sobre todo, queremos aprender cómo se sirve a Dios Ntro. Señor por puro amor. Que nos conceda que con gusto escuchemos la voz de la campana cuando nos llama, y sin detenernos ni contrariarnos por tener que dejar tal o cual trabajo que nos agradaba, tomemos el que nuevamente nos manda Dios. Sí hijas mías, vayamos con prontitud cuando se trate de acudir al llamamiento que El nos hace, y eso querrá decir que lo amamos, que le echamos los brazos al cuello, y lo servimos de buena voluntad; y como la Divina Niña ha de ser quien nos enseñe, nos dirija y nos guíe para ir a Dios Ntro. Señor, por eso les he dicho que a Ella le rueguen sin cesar para que les dé la gracia para ser dóciles, humildes y obedientes, para sacrificarse callando, para sufrir sin quejarse, para dejarse corregir cuando sea preciso sin contestar una palabra ni disculparse jamás, porque ya saben que la disculpa es amor propio y las esclavas tenemos que perderlo completamente si queremos alcanzar la locura del amor de Dios y la locura de la Esclavitud.
Le pediremos la bendición a Ntro. Señor Sacramentado para Nuestro Padre y para nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y de la Divina Niña. Amén.
Acordaos ¡oh piadosísima Virgen María, &.

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