martes, 30 de octubre de 2012

MEDITACION Nº 18 CoMO ES JESUS ESCLAVO DE SU PADRE, SEGUN LAS ENSEÑANZAS Y OBRAS QUE EL MISMO CRISTO HACE



1º.- EL PADRE LO HA ENVIADO

Advertencia.- Mientras meditemos lo que resta de la vida del Divino Esclavo, iremos examinando a la par sus obras y sus enseñanzas. - Empezó Jesús a obrar y a enseñar.
Preludio 1º.- Como en la meditación primera.
Preludio 2º.- Imagínate a Ntro. Divino Maestro, rodeado de discípulos que oyen sus palabras y que ven sus obras, para aprender de ellas a creer y obrar, y considérate tú uno de esos discípulos.
Preludio 3º.- Pide al Señor, hija mía, que te haga aprender cuanto sea de su agrado.

Punto 1º.- Que el Divino Esclavo quiere que aprendamos de sus palabras y de sus obras, es indudable. –“Aprended de mí”, nos dice. (1) - “Os he dado ejemplo para que hagáis como yo he hecho”. (2) - Y cuenta hija mía, que son muchas las promesas que hace el Señor a los que ya creían en El, y a los que creerían; por todos rogó a su Eterno Padre (3) y a todos llamó bienaventurados (4) - “Beati qui non viderunt et crediderunt”. (5) -
Punto 2º.- ¿Y qué nos quiere enseñar el que es la infinita sabiduría? quiere que aprendamos hija mía, que El nada piensa, ni quiere, ni hace, que no sea conforme a la voluntad de su Eterno Padre. –“Yo he venido en el nombre de mi Padre y no me habéis recibido”. (6) - Y dice en otra parte San Juan, que Jesús alzaba la voz para enseñar que El era de su Padre y su Padre lo había enviado. (7) - Y no vino al mundo sino porque fue enviado por su Padre: –“Porque yo, dice, de Dios salí y vine; y no de mí mismo mas El me envió”. (8) -
El no quiere otra cosa sino que agradezcamos al Padre que haya enviado a su Hijo Salvador al mundo.
Punto 3º.- Y así lo demuestra bien claramente cuando al nacer al mundo no puso en boca de los ángeles sino palabras de alabanzas para Dios. - “Gloria a Dios”. Y en el día de su triunfo en Jerusalem, si El quiso ser alabado, fue haciendo que esa alabanza recayera en su Padre que lo había enviado: –“Hosanna, bendito el que viene en el nombre del Señor”. (9) -
Afectos.- ¡Qué bien se aprende de ti a anonadarse Jesús mío! Aunque ya no me enseñaras de otro modo a depender de tu Eterno Padre, esta sola enseñanza fuera bastante para que ya entendiéramos que todo de El dependía en ti, puesto que desde el primer momento declaras que no por ti, sino por El has venido al mundo.
Propósito.- Que siempre que vayamos a cualquier empresa, podamos decir: –“Dios me envía”.

(1)       Mateo.            Cap. 11, v. 29.
(2)       Joan.               Cap. 13, v. 13.
(3)
(4)
(5)       Joan.               Cap. 20, v. 29.
(6)       Joan.               Cap. 5,   v. 43.
(7)       Joan.               Cap. 7,   v. 29.
(8)       Joan.               Cap. 8,   v. 42     y      Cap. 10, v.  36.
(9)       Joan.               Cap. 12, v. 13.
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MEDITACION Nº 404
Martes 12 de Mayo de 1906. a.m.
COMO ES JESUS ESCLAVO DE SU PADRE
SEGUN LAS ENSENANZAS Y OBRAS QUE EL MISMO CRISTO HACE
1º.- EL PADRE LO HA ENVIADO

Hoy hemos visto cómo Jesucristo es en todo y por todo el Esclavo de su Eterno Padre; y cómo vino a enseñarnos durante su vida, que El nada piensa, nada hace, y nada quiere más que lo que es conforme a la voluntad de Dios, y que de tal manera apetecía toda la gloria para su Padre, que en el mundo jamás quiso El ser conocido ni alabado, sino que vivió humilde, pobre y desconocido, y la única vez que admitió las alabanzas al entrar triunfante en Jerusalem, fue porque aquellas alabanzas no las recibía para sí, sino que eran para el Eterno Padre; así nos dice la meditación que acabamos de leer. - Pues bueno, si noso­tros hijas mías, queremos con todas las veras de nuestra alma ser esclavas, tenemos que vivir siempre a imitación del Divino Esclavo que ha venido a enseñarnos cómo se practica con perfección la Esclavitud, y para que se nos facilite, ha querido darnos una Maestra que nos guíe, que nos enseñe, que nos lleve con suavidad por ese camino que es penoso, y presenta grandes dificultades. ¿Saben Vds. quién es esa Maestra encantadora? la Divina Niña; al lado suyo vamos a aprender a ser esclavas, y a aprenderlo por medio de la dulzura, porque no cabe duda que quien se acerca a la Sma. Virgen todo lo encontrará fácil y agradable. Es imposible hijas mías que no se sienta feliz quien tiene a María por Madre; que no esté llena de alegría quien va a estudiar la virtud al lado de se­mejante Maestra; y que no llegue a encontrar gracias abundantísimas para su alma, quien se acoge a tan dulce protectora, la toma por modelo y camina siempre guiado por Ella. Por eso hoy que comienza el mes de Mayo consagrado por entero a la Santísima Virgen; el mes en que parece que la Iglesia se viste de gala para celebrar con inmenso regocijo a la Reina del Cielo, vamos nosotros como hijas suyas que somos, a esmerarnos en obsequiarle pétalos de flores, formados de puros sacrificios, de puros actos de amor pequeñitos, pero constantes; ac­tos de esos que porque aparentemente no valen nada, porque nos parecen insignificantes, muchas veces los despreciamos o los dejamos pasar sin fijarnos en ellos, pero que desde hoy no será así, sino que procuraremos fijarnos en todos ellos nos esmeraremos en que sean continuados para que de esa manera, tengamos muchos pétalos con que regar el altar de la Divina Niña; y si Ella ve que nosotros todo el mes trabajamos y nos sacrificamos sin descanso, con el objeto de que ni un solo día se nos pase sin sacrificios, y siempre tengamos algo nuevo que ofrecerle, Ella como no se queda con nada, pueden asegurar que nos recompensará, y así como a aquellas pastoras del libro de Staurofila, se acuer­dan Vds. que les reservaba para el último día el obsequio que les tenía prepa­rado para corresponderles de esa manera a los que ellas todos los días del mes le ofrecían, así a nosotros seguramente nos preparará un obsequio que corresponda a nuestros afanes, y a los sacrificios que por Ella hagamos no lo duden. Por eso hijas mías he querido que desde hoy que es el primer día, comencemos a honrar a la Divina Niña con todo empeño; que no sólo nosotros hagamos sacrificios sino que también conquistemos a las niñas para que ellas los hagan, para que por amor a esa Niña encantadora se venzan, se dulcifiquen, sean muy obedientes, y así podamos decir que le formamos sin cesar pétalos de rosas, y esas flores irán perfumadas con el aroma de la virtud, del buen ejemplo, y serán más gra­tas a sus ojos que las flores materiales que pudiéramos ofrecerle para adornar con ellas sus imágenes. Todas unidas a mí, en el mismo pensamiento, en el mis­mo querer, en el mismo deseo de sacrificio, nos esmeraremos en servir a esa Niña tan angelical; le diremos que todo nuestro anhelo consiste en ser unas ver­daderas esclavas suyas, firmes y decididas; en ser locas de amor por su niñez, en rogarle que Ella nos lleve a su Santísimo Hijo; que vamos a procurar amar cada día más a Dios Ntro. Señor lo mismo al Padre que al Hijo y al Espíritu Santo, para que nos dé luces, y cada día encienda más en nuestros corazones la llama del amor divino; que no queremos otra cosa que cumplir la voluntad de Dios y con gusto nos sacrificaremos en todo por acatarla. Todo eso le diremos a la Santísima Virgen y Ella lo aceptará como una ofrenda de sus pobrecitas esclavas, como los obsequios que llevamos a sus pies para que con sus manecitas encantadoras se los ofrezca a Dios Ntro. Señor y El los acepte gustoso; y des­de hoy, llenas de fe y de confianza vamos a esperar el último día rogándole sin cesar a la Divina Niña que nos conceda pedirle el obsequio que más necesi­tamos, el regalo de más valor para nosotros puesto que es un verdadero tesoro, y que para Ella no quiere decir nada el conseguirlo, no le cuesta trabajo, no tiene más que hacerle una súplica a su Santísimo Hijo para ser escuchada; ese tesoro inestimable que todas unidas a mí van a pedirle, es Nuestro Padre. Le rogaremos que nos lo traiga, que lo acerque a nosotros, que ya es mucha la falta que nos hace; verán hijas mías cómo la Divina Niña no es insensible a nues­tros ruegos, no desoye nuestras súplicas, no desecha nuestras peticiones, no desatiende las oraciones de sus esclavas. Por eso ven que les he dicho: –“no vendrá en Mayo”, porque tengo el convencimiento de que será el regalo que con toda finura nos va a hacer la Niña el último día del mes consagrado a Ella. Entre tanto, no escatimen los sacrificios, no descuiden nada por pequeñito que sea, cumplan estrictamente el reglamento, no dejen de obedecer inmediatamente cuando el toque de campana les indique que es la hora de abandonar un oficio para tomar otro; no se disgusten cuando se les corrija, no pongan mala cara, no pronuncien una palabra para disculparse; tengan mucho cuidado con las ni­ñas, procurando que todo lo que hagan sea a las horas que marca el reglamento; en fin, no se olviden que de puros actos de vencimiento pequeñitos han de for­mar la corona que tienen que ofrecerle a la Divina Infantita; que deben por lo tanto esmerarse en levantarse con puntualidad, rezar las oraciones de la maña­na con devoción, claro, recio, parejas; después en cada una de las cosas que vayan haciendo en todo el día, fijarse mucho, ser muy recogidas, muy silencio­sas, muy dóciles y prontas para obedecer; y cada uno de esos vencimientos que se impongan para tratar de perder su modo propio y tomar el espíritu de la Es­clavitud, se los entregaremos al Angel de la Guarda de Nuestro Padre para que unidos también a los trabajos que él haga, a sus sufrimientos, a sus sacrificios, se los presente a Dios Ntro. Señor y unidos a los ruegos de la Santísima Virgen que tanto nos ama y que a toda hora nos está dando pruebas de que es para nosotros una Madre cariñosa y llena de ternura, imploren misericordia y va­yan a clamarle a Dios pidiéndole a Nuestro Padre.
Verán hijas mías cómo lo conseguimos; Dios Ntro. Señor es muy generoso con sus hijos y no es posible que sea indiferente a tanta súplica y que desatien­da los ruegos de su Santísima Madre tan pequeñita, ten llena de gracia. Es cierto que bien miserables son nuestros pobrecitos sacrificios, que no valen nada, pero presentados por manos de la Santísima Virgen adquieren tal valor que el Eterno Padre tendrá que aceptarlos con gusto, y es imposible que no se compadezca de nosotros.
Postradas en la presencia de la Divina Niña, deseosas como todas estamos de la santificación de las almas, y particularmente de las nuestras, vamos a rogarle que pues está nombrada por Dios Ntro. Señor, Reina y Señora de los Esclavos y Esclavas y tiene que ser nuestra Maestra y modelo en el camino de la virtud, para llevarnos por él a la Esclavitud imitando al Divino Esclavo que vino al mundo a enseñarnos cómo se practica la obediencia y cómo hemos de sujetarnos a la voluntad de su Eterno Padre que es la suya, sujetándonos por obe­diencia y voluntariamente a nuestros superiores, no nos deje un momento, no nos abandone porque somos muy débiles, muy incapaces, y sin Ella que es nues­tra Madre no llegaríamos a encontrar jamás el camino de la Cruz. Vamos a rogarle que nos haga fieles a la gracia, que sepamos corresponder siempre al amor que nos tiene, sufriendo y trabajando por Ella, y que así como Dios Ntro. Señor vino al mundo a dar a conocer a su Padre que lo había enviado, y toda la glo­ria la quería para su Eterno Padre, así nosotros sepamos humillarnos bien humilladas y todo lo que trabajemos y todos nuestros sacrificios por el bien de las almas sean únicamente para gloria de su Santísimo Hijo y para que en el mundo sea conocida y venerada su niñez. Sí, con gusto nos sacrificaremos por impregnar en los corazones el amor a la Esclavitud de la Divina Infantita.
Le pediremos a Ntro. Señor Sacramentado la bendición para Nuestro Padrecito y para nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Acordaos ¡oh piadosísima Virgen María, &.

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