Preludio 1º.- Como en la meditación primera.
Preludio 2º.- Figúrate que ves el árbol santo de la Cruz, levantado sobre la
cumbre del Calvario y clavado en él al Salvador del mundo, y al pie del Santo
árbol, María, la Madre
de los Dolores y la Reina
de los Mártires.
Preludio 3º.- Pidamos al Señor que nos acerque a El y nos haga
participantes de la savia de la
Cruz.
Punto 1º.- Me dijiste en la carta a que ya me he
referido otras veces, que también te había hecho entender Ntro. Señor cómo “La Cruz es el árbol de la Esclavitud”, esto es
evidente hija mía, pues si el fruto determina el árbol, y de las ramas del
Arbol de la Cruz
pende el Esclavo de los esclavos, indudablemente que tal árbol es árbol de
Esclavitud.
Punto 2º.- Y no creas que Jesús es el solo fruto de
ese árbol; mira al pie de la Cruz
y allí verás a María; ¿acaso no es María también la Esclava del Señor, y el
primer fruto de ese árbol que ya maduro se ha desprendido de sus ramas?.
Punto 3º.- Y la savia de ese árbol no ha engendrado
ni engendrará hasta la consumación de los siglos, otra cosa que esclavos; pues
todo hombre que se injerta en el árbol de la Cruz recibe esta luz para su mente y este calor
para su voluntad: –“En este leño cumplió el Divino Esclavo la voluntad de su
Eterno Padre, hasta dar su Sangre gota a gota. - Haz según tu modelo”.
Afectos.- ¡Oh
Cruz bendita, sé tú el paraíso de mis delicias en este mundo!. ¡Dichosos S.
Pedro, S. Andrés, S. Felipe de Jesús y tantos otros que recibieron la gracia de
dar su vida en el ara de la Cruz!.
-
Propósito.- La obediencia será mi cruz
constantemente.
__________
MEDITACION Nº 397
Domingo 22 de Abril de 1906. a.m.
LA CRUZ ES
EL ARBOL DE LA ESCLAVITUD
Con que la Cruz
es el árbol de la
Esclavitud y en ella tenemos que vivir; la Cruz ha de ser como la
habitación de los Esclavos y de las Esclavas. - Ahora vamos a ver hijas mías,
cómo el que vive en una habitación bastante pequeña muy angosta, tendrá que
andar en ella con más cuidado y precaución que el que tiene una pieza muy
grande y muy ancha ¿no es cierto? luego si nuestra habitación ha de ser la
cruz y esa es sumamente angosta, quiere decir que necesitamos tener mucho
cuidado para no desviarnos a uno u otro lado ¿no les parece?. Sin embargo, no
hay los mismos peligros para el alma que acaba de entrar por ese camino de la Cruz, que para la que ya ha
avanzado en él, puesto que al principio caminan poco a poco, rodeadas de los
cuidados de sus superiores que Dios les ha dado para que sean como los guías
que las vayan conduciendo y aconsejando; mientras que la que ya ha adelantado
más va andando con mucha prisa y ya va sola, sin tener encima esa vigilancia
constante; por lo tanto tiene que cuidarse a sí misma, que no olvidarse un
momento de que va por un camino difícil, y si se desvía un poco puede llegar a
caer. Tengan entendido que las caídas pequeñas nos llevan a las grandes caídas,
y por esa razón hemos de procurar no distraernos, cuidar de todo hasta de lo
más insignificante, sujetarnos por completo al modo que se nos prescribe porque
sólo así lograremos perder el modo propio. Si Vds. se empeñan en ser esclavas,
y quieren adelantar realmente en la virtud, tienen que seguir los pasos de sus
superiores tomando el camino que ellos les tracen, porque los superiores son
escogidos por Dios Ntro. Señor para llevarlas a El.
En Nuestra Congregación, ya saben que el escogido ha sido Nuestro
Padre; él ha recibido todo el espíritu y la doctrina propia de la Obra, y yo solamente soy
como un ayudante suyo, como una emisaria, encargada de desmenuzarles a Vds.
todo lo que él les da, y de enseñarles cómo han de practicarlo, cómo deben
sujetarse al Reglamento y observarlo con toda exactitud sin interrumpirlo por
nada. En el mundo no pueden entender cómo no se interrumpe nunca ningún acto en
la vida religiosa, porque los mundanos están acostumbrados a vivir de muy
distinto modo que nosotros; tienen su vocación especial que es no contrariarse
en nada, y se le haría muy raro a una persona del mundo que la obligaran por
ejemplo a estar cantando y demostrando alegría cuando en su alma tuviera alguna
pena; en cambio en la vida religiosa, todo sigue su curso, nada se interrumpe,
de tal manera que teniendo mucha amargura por algún pesar, hay que hacer todo
como siempre y si en ese momento se va a celebrar la Misa, hacerlo con toda
solemnidad, tocando y cantando si es preciso porque eso nos pide Dios,
contrariar a toda hora nuestra voluntad, no darle gusto para nada, tenerla
constantemente sujeta, y eso es lo que el mundo desconoce. Por eso verán Vds.
que la obediencia se les hace tan difícil a los mundanos, y por eso también es
pesada para quien pasa del mundo a una vida de mayor perfección; porque regularmente
mientras todas hemos vivido al lado de nuestros padres, no hemos tenido quien
se encargue de contrariarnos enseñándonos a doblar la voluntad, y por eso nos
cuesta tanto trabajo; pero teniendo ganas de sacrificarse por Dios, todo se
facilita, y sabiendo que ese es el único medio de que tenemos que valernos
para llegar a la santificación de nuestra alma, con gusto nos doblaremos por
alcanzarla.
¡Con cuanto cuidado caminaremos, sabiendo como les he dicho, que
si queremos ser esclavas hemos de vivir en el Arbol de la Cruz sin apartarnos un
momento de ella, sin dar un paso que nos desvíe, porque ese paso nos
perjudicara, nos hará dar otro y después otro, hasta que a fuerza de tanto
desviarnos nos desbarranquemos por completo, alejándonos de la Divina Niña!.
Ahorita estoy mirando claro, que la Cruz es el único camino de la Esclavitud, y veo
también que arriba del lugar donde queda la cabecita de Dios Ntro. Señor, como
por donde dice: “Rey de los Judíos”, esta la Divina Niña tendiendo
sus manecitas a los Esclavos para subirlos a la Cruz y crucificarlos con tres clavos de amor.
¡Qué hermosa es la
Esclavitud! sí, pero la Esclavitud nacida del fondo del alma, no la Esclavitud fingida. La Esclavitud nos llevará
siempre a Dios no cabe duda, pero hay que aprender a ser esclavas de corazón
rendido, no solamente a aparentar que lo somos.
Vamos a suponer que Vds. tienen prescrito hacer el examen de
conciencia todos los días de determinado modo, recogiéndose interiormente, y
meditando con detención cómo han cumplido en ese día con todo lo pequeñito;
pues bueno, si ese recogimiento lo tienen sólo aparentemente, es decir, si
cierran los ojos y se arrodillan, pero su corazón no esta allí y su pensamiento
tampoco, habrán hecho su examen a los ojos de quien las haya visto, pero Dios
vera que no lo hicieron como debían, que se desviaron de la obediencia y por
consiguiente, se apartaron del camino. Procuren siempre que desde en la mañana
en el momento de despertar, todo su pensamiento sea para Dios Ntro. Señor y
constantemente mediten en cada uno de sus pasos porque así caminaran firmes sin
caerse de la Cruz. Si
lo primero que tienen que hacer al levantarse es rezar, díganse a sí mismas:
–“me fijaré en lo que rezo para hacerlo con devoción y uniendo mi corazón a
las palabras”, –“ahorita el Reglamento me manda ir a Maitines; voy a pensar que
la campana es la voz de Dios que me llama para que vaya a alabarlo desde las
primeras horas del día. Me han dicho que he de rezar claro, recio, despacio y
con devoción; luego si yo no pongo cuidado para hacerlo así, ya estoy desviándome
del camino y cayéndome de la
Cruz. Ya acabé los Maitines, ahora ¿qué voy a hacer? me voy
a mi pieza mientras dan el toque de meditación; procuraré ir muy recogida, sin
andar recio, sin voltear la cara para ningún lado, llevando presencia de Dios,
y una vez en mi pieza, ¿qué voy a hacer? ¿a sentarme a descansar? no señor, voy
a ver todo lo que arreglo para que siempre se vea limpia y escombrada; y ¿por
qué voy a hacerlo de esa manera? porque no quiero apartarme de la Cruz y tampoco caerme de
ella. Quiero seguir el camino que me ha de llevar a la Esclavitud, y como ese
camino es la cruz, siempre tendré que caminar sobre ella hasta llegar a
crucificarme con los clavos de mis votos de obediencia bien cumplidos”. –“Luego
me tocan para ir a la meditación y allí debo estar recogida, silenciosa, en una
postura modesta, sin recargarme, y con la imaginación fija en la doctrina que
voy a recibir de parte de Dios para ver cómo la aprovecho, porque si yo voy
allá a dormirme, a tener una postura inmodesta, a buscar la manera de estar
cómoda y a desperdiciar las gracias que podría yo sacar, ya estoy desviada de la Cruz y expuesta a caerme a
cada instante y esa caída puede ser terrible para mí”. Acuérdense hijas mías
que estamos sobre un abismo, y que el puente por donde tenemos que pasar
salvando ese abismo para llegar a coger las manecitas que nos ofrece la Divina Niña, es un
puente sumamente estrecho; una sola mirada para otro lado, un solo paso puede
desviarnos, precipitándonos sin remedio en el abismo que tenemos bajo nuestros
pies; ya les he dicho de aquella pintura de las Verdades Eternas, en la que
ponen a un hombre colocado en un puente muy angosto y próximo a romperse; ese
puente esta sobre un precipicio lleno de animales dispuestos a devorar al que
caiga en él; y el hombre aquel sin darse
cuenta del peligro que corre, está tranquilamente chupándose una uva. Pues precisamente lo mismo hacemos nosotros;
cada vez que una alma se deja dominar por el amor a sí misma, que se cree una
gran cosa, que esta diciendo: –“yo soy muy sabia, muy santa, muy humilde, muy
dispuesta para todo”, hagan de cuenta que está chupando la uva; y hay que
advertir que el demonio esta pendiente de ella para hacerla caer en el abismo
del infierno, llevándola a él por el camino mas seguro que es la soberbia.
Satanás esta deseoso verdaderamente de ver cómo precipita a una esclava, porque
les aseguro que el día que desgraciadamente llegara a conseguir que un esclavo
fuera a dar al infierno, no habría habido allí jamas, mayor fiesta ni mas
grande regocijo, ¿saben por qué? por el odio que nos tiene al ver que los
esclavos hemos sido encargados de salvar a la niñez; y sólo por ese hecho,
procurará hacer cuanto esté de su parte para perdernos.
Por eso hijas mías hay que estar muy vigilantes, muy dispuestas a
dejarse humillar; no piensen en sí mismas, ni vivan siempre creyendo que todo
lo pueden y todo lo hacen bien; no estén diciendo a toda hora: –“porque yo
goberné, todo salió bueno; porque yo mandé, todas obedecieron; porque yo impuse
silencio, todas callaron”. Todo eso déjenselo a Dios para darle la gloria que
se merece, porque El y sólo El es quien derrama su gracia sobre las almas y
mueve los corazones. Busquen la santidad en donde han de encontrarla, que es en
una humillación profunda, y no traten de apartarse de ese camino porque es el
único de salvación, y fuera de él no la encontraran. Podrían Vds. salvarse en
el mundo en cualquier estado, si Dios no las hubiera llamado para que lo
sirvieran ya lo creo, pero una vez que han recibido ese llamamiento y que las
ha escogido para una fundación y para sufrir los trabajos propios de una Obra
que empieza, no traten de apartarse de ella porque se perderán; de manera que
cual quiera de Vds. que al sentir sobre sí la humillación que ha de santificarlas,
y el peso del castigo que ha de corregir sus defectos, sus faltas, su modo
propio, quiera zafarse y apartarse a un lado, ya está desviándose de la Cruz y cayendo de ella para
no volver tal vez a levantarse.
No huyan de lo que las hará santas; no traten de eximirse del
desprecio, porque solamente eso las hará esclavas; busquen la santidad, pero no
quieran tampoco conseguirla en un día, y porque no la consiguen tan pronto como
quisieran, se desesperen y le digan a Dios Ntro. Señor: –“si no he de ser
santa, mejor que sea otra puesto que yo no puedo aprovecharme”. Nada de eso; al
contrario, aunque les cueste trabajo, aunque se vean muy miserables, vayan a decirle
a Dios: –“yo seré santa Señor, me esmeraré en ello, procuraré vencerme, y aún
cuando es muy grande mi debilidad y mucha la miseria que me rodea, no importa,
lucharé sin descanso y con tu ayuda todo lo conseguiré”. A fuerza de
humillarnos lograremos ir caminando por encima de la Cruz siempre derechas, sin
desviarnos para ningún lado, guiadas por el amor de la Divina Niña que será
la que nos conduzca a Dios Ntro. Señor.
Vamos a luchar hijas mías; el alma que quiera ser esclava ha de
formarse entre puras lágrimas, oración y sacrificio, y para tener fuerzas para
sufrir, la Divina
Infantita nos ofrece el cloroformo que ha de hacernos
insensibles a las penas y es la Sagrada Eucaristía. ¿Han visto Vds. una persona
cloroformada? nada siente; bien pueden hacerle las operaciones mas terribles,
que ella no se da cuenta. Así nos pasara a nosotros con los sufrimientos y las
tribulaciones por fuertes que sean; cloroformadas con ese Sacramento de amor
nada sentiremos porque él nos fortalecerá siempre, y de esa manera cuando
llegue la tentación a querer desanimarnos desviándonos de la Cruz para apartarnos de ese
único camino de salvación y precipitarnos al abismo, nos encontrara bien
acorazadas con la
Sagrada Eucaristía, con el amor de Dios Ntro. Señor y con el
cumplimiento exacto de nuestro Reglamento.
Postradas en la presencia de la Divina Niña, vamos a
rogarle que nos enseñe cómo hemos de andar por ese camino de la Cruz que es demasiado
estrecho no lo olviden; precipicios terribles nos rodean de un lado y otro;
tenemos que caminar con mucho cuidado, con grandes precauciones, siempre
pendientes de nuestros pasos, siempre vigilantes, porque el menor movimiento
puede desviarnos y arrojarnos en esos precipicios perdiéndonos sin remedio. La Cruz es muy angosta hijas
mías, con tal motivo tiene que costarnos mucho trabajo el ir sobre ella sin
desviarnos, y mucho más nos costara subir a ella si la paramos; por eso vamos a
acostarla, así nos será mas fácil el camino, hasta que lleguemos a poder tomar
la manecita de la Divina
Niña que desde lo alto de esa Cruz nos la tiende cariñosa
para llegar arriba más seguras, para ayudarnos a subir con más firmeza, y luego
cargar a Dios Ntro. Señor desclavándolo de ella para crucificarnos nosotros en
su lugar, con esos clavos de amor que la Sma. Virgen nos ha de poner. De esa manera no los
sentiremos porque nos tendrá embriagadas y fortalecidas con la locura que nos
hará amar y desear con ansia la Sagrada Eucaristía que es la que nos da a Dios y
nos permite llevarlo en nuestros corazones.
Pero no olviden que para poder llegar donde está la Niña y alcanzar su manecita
salvadora que es la que ha de conducirnos a la santidad y con ella al cielo a
gozar de la hermosura de Dios, necesitamos poner cuanto esté de nuestra parte
para dejarnos corregir, para sufrir contentas los desprecios y las
humillaciones que nos han de hacer esclavas, y que le han de dar a nuestros corazones
la verdadera locura del amor de la Divina Infantita.
Le pediremos la bendición a Ntro. Señor Sacramentado para Nuestro
Padrecito y para nosotros en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
Acordaos ¡oh piadosísima Virgen María, &.
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